El queso de origen español vive inmerso en una paradoja después de la pandemia: mientras exporta más que nunca a terceros países, pierde terreno a nivel nacional por la competencia de productos importados desde el centro de Europa, detallan desde el Economista.es.
En un mercado español que lleva tres años estancado tras el pico de 2020, como motivado del cierre de la gastronomía principalmente, el producto del país pierde terreno en un contexto inflacionario en el que le cuesta competir por el precio de las materias primas.
Según los datos del ICEX, las importaciones de quesos escalaron desde las 288.170 toneladas registradas en 2020 hasta las 363.039 toneladas en las que cerró 2023. La escalada fue del 25%, con subidas que en los últimos dos años fueron de doble dígito.
En valor, el ascenso fue desde los 1.030 millones de euros hasta los 1.762 millones de euros, el 70% más en solamente cuatro campañas.
Y este crecimiento no preocuparía al sector en un mercado creciente, pero el consumo español lleva tres años estancado, señala la Organización Interprofesional Láctea (InLac). Aunque en 2020 se alcanzó un consumo por persona de 8,8 kilos, desde entonces el dato se mantiene alrededor de los 7,5 kilos per cápita (7,48 kilos per cápita, en 2023), por lo que toda suba internacional va en detrimento del producto nacional.
«Si nos comparamos con los países vecinos del sur de Europa, en Portugal el consumo es de 13 kilos por persona, en Francia llegan a 14 kilos por persona y en Italia alcanzan los 16 kilos per cápita», compara Daniel Ferreira, presidente de InLac, en una conversación mantenida con elEconomista.es.
Para empezar el mercado es más pequeño y encima los productores locales han visto como en los últimos dos años las variedades procedentes de Países Bajos, que copa el 24,5% de las importaciones y Alemania, que suma el 22%, ocupan su lugar en los lineales.
No tanto entre los quesos de mayor valor añadido, sino en los quesos industriales, ya sean en fetas o en barra, más consumidos a diario.
Precios menos competitivos para el queso
La producción del centro de Europa compite con los artículos españoles por sus precios más atractivos.
Según los datos del Milk Market Observatory de la Comisión Europea, el precio en origen de la leche de vaca lleva dos años siendo más caro en España que en Alemania y Países Bajos.
Mientras en febrero de 2022 registraba 0,36 euros por kilo frente a los 0,44 euros germanos y los 0,45 euros holandeses, la tendencia viró en 2023.
En febrero del año pasado, el coste español alcanzó los 0,58 euros y se puso por encima de los 0,54 alemanes y los 0,56 euros de Países Bajos.
Y la tendencia se mantiene en la actualidad. Según datos de febrero, el precio por kilo es de 0,52 euros en España, 0,45 euros en Alemania y 0,44 euros en Holanda.
«España mantiene diferenciales superiores a los 3 o 4 céntimos», señala Ferreira. En los quesos industriales y en un contexto inflacionario como el actual, esta cifra puede marcar la diferencia.
«Pediría a los supermercados españoles que se comprometan con nuestros quesos, pues al final será bueno también para ellos», señala.
Cadenas como Mercadona, Carrefour y los líderes del sector dominan la distribución de la industria, pues en sus lineales se compran más de 7 kilos de los 8,8 kilos anuales que los españoles consumen.
Más allá de los costes, también los nuevos modelos productivos, como puede ser el método holandés para la leche de cabra, afectan la competitividad del queso español, advertía la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) en la segunda edición del Barómetro del sector lácteo.
«La situación es muy compleja», admitía Luis Calabozo, director general de la federación sectorial.-