Las Empresas B son aquellas firmas que se comprometen pública y legalmente a tomar decisiones midiendo y gestionando el impacto de sus operaciones en las personas, comunidades y el medio ambiente.
La certificación analiza cinco áreas del negocio (Gobernanza, Trabajadores, Clientes, Comunidad y Medio Ambiente) e implica un hito en su camino de mejora continua, garantizando que la empresa rinde cuentas a todos sus grupos de interés y no solo a los accionistas.
En el país hay 220 Empresas B, de 30 industrias y sectores diferentes, como, por ejemplo, Danone. En total, tienen una facturación anual de u$s2.029 millones y emplean de forma directa a 23.960 personas.
“Es esperanzador ver cómo cada vez más empresas se interesan en asumir este camino de compromiso y gestión de su impacto. En este momento que atravesamos como país y como planeta, los modelos tradicionales que buscan optimizar el retorno económico a cualquier costo tienen que transformarse”, señala Marina Arias, directora ejecutiva de Sistema B Argentina.
Y agrega: “Las Empresas B lideran el camino hacia una nueva forma de hacer negocios, ya que utilizan la fuerza del mercado para contribuir al bien común. No son empresas perfectas, pero están comprometidas a transitar un proceso de mejora continua y demuestran que este paradigma es tan posible como necesario”.
A nivel global, hay más de 8.400 Empresas B en 96 países que cumplen con altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad y lo certifican a través del sello B.
En Argentina, además de obtener un puntaje mínimo de 80 puntos en la Evaluación de Impacto B, las organizaciones certificadas deben definir un propósito y modificar sus estatutos para protegerlo a largo plazo, comprometiéndose legalmente a beneficiar no solo a los accionistas, sino a todas las partes interesadas, como los trabajadores, los clientes, las comunidades y el medio ambiente.-