El código QR (código de respuesta rápida o Quick Response) fue creado con fines industriales en Japón a mitad de los años ´90, y hoy ocupa en la región un lugar cada vez más relevante, debido a que se utiliza como recurso de información, comunicación y transacciones digitales instantáneas para millones de personas.
Es decir, cuando se escanea un código de este tipo con la cámara del celular se puede entrar a una página web, leer el menú de un restaurante o pagar una compra.
En resumen, diversas operaciones que les facilitan a las pymes la utilización de la tecnología en sus negocios, y agilizan y mejoran su desempeño.
El código QR, heredero del código de barras, fue desarrollado en 1994 por la compañía japonesa Denso Wave, subsidiaria de Toyota.
Hoy se usa a gran escala, para administrar inventarios o promocionar productos, y su crecimiento es paralelo a la revolución de los smartphones y el alcance cada vez más amplio de las tecnologías de telefonía móvil.
En Latinoamérica el código QR se implementó como medio de pago hace 3 años, de la mano de Mercado Libre.
Representantes de esta empresa viajaron a China en 2017, donde el QR estaba teniendo un crecimiento exponencial. El objetivo era entender los alcances de la operación y estudiar al QR de cerca.
A lo largo de la historia, América Latina se caracteriza por tener bajos índices de inclusión financiera dentro del sistema formal, y los medios de pago tales como el cheque no tenían una aceptación cultural tan grande.
Muchos factores entraron en juego, pero la clave para elegir al QR como una nueva herramienta de pago fue la rapidez y la facilidad del uso.
El proceso de instalación del QR comenzó en Argentina. Se comenzó por la activación e implementación en lighthouses o faros. Es decir, locales con mucha presencia y pagadores.
Durante la siguiente etapa se buscó capilaridad y se trabajó con una estrategia de polos urbanos.–