Salvador tiene 26 años y desarrolló a Pemba, la marca en la que se sustenta la receta de su licor a base de gin, alcaucil, maracuyá y naranja. Para eso, montó una fábrica en el sur de Buenos Aires, donde produce 4.000 botellas mensuales y quiere exportar a Estados Unidos.
Salvador Barragan fue criado en una familia de médicos y abogados, la presión por seguir las tradiciones profesionales fue fuerte. Inició la carrera de Economía, pero años más tarde la dejó atrás para sumergirse por completo en su verdadera pasión: el mundo de los destilados.
Su fascinación por la alquimia y los cócteles comenzó temprano. Coleccionaba envases vacíos de cervezas y destilados desde los 12 años, soñando con tener su propia bebida cuando fuera más grande.
A los 17 años, tras persistentes esfuerzos, logró inscribirse en un curso de barman, a pesar de las restricciones por su edad.
A los 19, ya tomaba capacitaciones especializadas en destilación, retomando con su pasión nuevamente. Con una mentalidad autodidacta, asistía como oyente a clases de ingeniería química para comprender mejor los complejos procesos de destilación, estudiando libros especializados como «Distillation Design» de Henry Z. Kister y «Batch Distillation: Design And Operation» de I.M. Mujtaba. Incluso se aventuró en clases de dibujo técnico en arquitectura para diseñar el alambique que él mismo mandó fabricar.
Para financiar sus primeras maquinarias e insumos, Salvador empezó a trabajar en la industria de la hospitalidad desde los 15 a los 20 años, primero como mozo y luego como bartender, todo esto a escondidas de sus padres, que esperaban que se concentrara en los estudios.
Su talento fue reconocido rápidamente: a los 17 años ganó el premio al mejor cóctel en la competencia Amo Ese Cocktail en La Plata, con una creación a base de gin, alcaucil, maracuyá y naranja. Años después, esta receta sería la inspiración para su licor, Pemba.
En la búsqueda de algo único, Salvador combinó su amor por el gin y los licores, experimentando con hierbas, especias, flores y cítricos.
A los 20 años creó la fórmula del licor Pemba, que fusiona lo mejor de ambos mundos, sometiendo ciertos botánicos a destilación para obtener aromas distintivos, y finalizando con la maceración de cítricos y maracuyá para lograr una bebida con múltiples capas de sabor.
A los 21 años, Salvador comenzó la producción de Pemba desde su casa en La Plata, con apenas 20 botellas mensuales. Pasando por varios eventos en la provincia de Buenos Aires.
Dos años después, mudó todo a un galpón donde aumentó la producción a 600 botellas mensuales, distribuyendo su licor en licorerías y bares de Buenos Aires y otras provincias.
Todo esto como proyecto secundario mientras tenía trabajos y asesoramientos en empresas del rubro por sus conocimientos en el tema, tales como grupos gastronómicos, destilerías y distribuidoras.
A medida que su experiencia en la industria crecía, también lo hacía su proyecto. Su crecimiento lo llevó a cerrar un acuerdo comercial con algunos bares.
Pemba no tardó en destacar a nivel internacional, ganando en 2023 el Doble Oro en la San Francisco World Spirits Competition y, en 2024, Oro en la Singapore World Spirits Competition.
Hoy, Salvador con 26 años se encuentra adaptando la producción en la Fábrica Polditos, al sur de Buenos Aires, con planes de exportar a Estados Unidos y una producción de 4.000 botellas mensuales y estimaciones de llegar a las 10.000, queriendo dedicarse de lleno a este proyecto.
Además, Salvador lidera en el armado de un proyecto destinado a llevar marcas argentinas de vinos y destilados al mercado estadounidense, reafirmando su pasión por elevar la industria de bebidas a un escenario global.-