La demanda mundial de alimentos orgánicos representa un nicho que cada vez es más importante, tanto en volumen como en precio.
Esto se debe a que los consumidores que buscan el sello de orgánico exigen alimentos producidos, envasados y comercializados sin contaminantes, químicos ni aditivos. Y para ello están dispuestos a pagar entre 20% y 30% más que los alimentos convencionales.
La miel orgánica sigue estas leyes, y su precio internacional se mantiene frente a las oscilaciones que sufre la miel convencional.
“El orgánico es un mercado muy estable, porque siempre se vende en igual cantidad y a un precio similar. Con el orgánico, el productor tiene estabilidad y proyección”, señala Lucas Andersen, gerente de Argenmieles, firma fundada a fines del 2010 ,que produce y exporta mieles locales en diversas presentaciones a más de 20 destinos en el mundo, y que es líder en el comercio de miel fraccionada en el país.
Exporta actualmente más de 1.800 toneladas entre miel a granel y fraccionada por un valor superior a los u$s5.000.000 anuales.
Esta empresa inició la producción orgánica de miel en 2017 con un proyecto conjunto con el gobierno de Chaco y las cooperativas del norte chaqueño (Argentina).
Para ello, realizó un fuerte trabajo de capacitación con los productores, que en su mayoría son emprendimientos familiares de 300 colmenas, para reconvertirlos y trabajar bajo los estándares que exigen las certificadoras internacionales.
Argenmieles, como comercializador, se comprometió a comprar y vender la totalidad de la cosecha de miel orgánica chaqueña y eso dio el impulso necesario para que los productores iniciaran este camino.
Producción de Chaco al mundo
El Impenetrable chaqueño cuenta con la gran ventaja de conservar la mayor proporción de superficie boscosa natural de la provincia, con especies nativas de alto valor comercial y de conservación. Son unas 2.500.000 hectáreas de monte virgen y la vegetación es una de las principales características por las cuales la actividad apícola es de importancia para la región.
“Para certificarse como orgánica, la miel tiene que estar alejada de centros de agricultura intensiva, de centros urbanos, y contar con napas sin contaminación. Una vez obtenido el sello en 2018, estamos iniciando la tercera campaña, con cada vez más nuevos apicultores en el proyecto de Miel Chaqueña orgánica”, agrega Andersen.
Las localidades de Juan José Castelli, Tres Isletas y Miraflores ya se consolidaron como productores orgánicos, con sala de extracción habilitada por Senasa y un total de 5 mil colmenas certificadas. Y ya superaron los 200 tambores de miel orgánica.
“Nosotros también tuvimos que reconvertirnos como exportadores de orgánicos y empezar a trabajar con otros mercados. Compramos toda la producción chaqueña orgánica certificada, a todas las cooperativas al mismo precio. Empezamos a venderla a granel y ahora estamos fraccionando para Estados Unidos”, dice Andersen.
Y agrega: “En tres años exportamos a Francia y Alemania, y este año estaremos llevando más de 200 toneladas de miel orgánica. Llegamos con la marca Argenmieles, y también brindamos el servicio de envasado en origen con etiqueta de terceros”.
También están trabajando en desarrollar mercados para vender los subproductos de la apicultura orgánica, como el polen y la cera.
En la actualidad, este emprendimiento busca desarrollar proveedores orgánicos para cumplir con su objetivo de crecimiento entre un 10% y un 15% anual. Es un gran desafío ya que no hay muchas regiones del país que cuenten con todas las condiciones para tener colmenas lejos de todo tipo de contaminantes.
Por otra parte, los apicultores también deben aprender a realizar un manejo sanitario con productos naturales.
“Ya tenemos un nuevo proveedor en el norte de Córdoba y estamos desarrollando otro en Río Negro. Queremos replicar el trabajo que hicimos en el Chaco en diferentes puntos del país”, concluye Andersen.-