El Gobierno de España aprobó elevar los límites que clasifican las empresas según su tamaño, lo que redundará en una menor carga administrativa para las empresas más pequeñas. En concreto, se incrementan un 25% las cifras que clasifican a las compañías en función de sus activos y su volumen de negocio.
Las cifras de negocio de las pequeñas empresas pasarán de 8 a 10 millones de euros y de las medianas de 40 a 50 millones de euros; mientras que el total de activos pasa, respectivamente, de cuatro a cinco millones de euros y de 20 a 25 millones de euros, según el anteproyecto remitido al Consejo de Ministros.
Este incremento, según las autoridades, «busca compensar el impacto de la inflación de los últimos años» sobre las cuentas de estas empresas.
Lo que queda sin cambios es el número de empleados: se mantiene en 50 para pequeñas empresas y 250 para medianas, informa el diario El Debate de España.
«Antes un pequeño empresario dedicaba la mayor parte de su tiempo a gestionar, a buscar clientes, a producir. Hoy tiene que dedicar una parte muy importante de su tiempo a cumplir con las diferentes normativas. Eso son costes. Son desincentivos», advertía, en una reciente entrevista con El Debate, el presidente del Círculo de Exportadores, Antonio Bonet.
«Y además hay una serie de umbrales. Por ejemplo, a partir de 6 millones de euros de facturación, las empresas tienen que presentar sus declaraciones de IVA con carácter mensual. En Hacienda se considera que son grandes contribuyentes. Con lo cual, están sujetos a mayores medidas de inspección. Si tú estás facturando 5,6 millones de euros, ¿te compensa aumentar a 6,2 millones? Es un dolor de cabeza, y eso que esa medida no tiene coste», mencionaba.
Un estudio de Fedea resaltaba precisamente el «número desproporcionado» de empresas españolas que tienen exactamente 49 empleados, «un 62 % más del número que cabría esperar».
La razón primordial de esta anomalía es que «estas empresas intentan evitar una parte de las reglas sobre representación laboral, beneficiándose así de la excepción que disfrutan las empresas de menor tamaño».-